"El fantasma de la casa del Centro de Monterrey"
Monterrey, Nuevo León
En la calle de Miguel Nieto en el Centro de la ciudad, vivió una familia por espacio de cuatro años rentando una casa propiedad de un prominente medico regiomontano, que si bien ésta era una construcción antigua, se encontraba en excelente estado, sólo con un pequeño defecto, las tuberías por ser antiguas, emitían ruidos muy notorios por las noches, mismos a los que los inquilinos se fueron acostumbrando poco a poco.
Su experiencia con sucesos extraños comienza un día en el que una de las integrantes de la familia, conformada por la madre, tres hijas y dos nietos, regresó tarde de una fiesta, ésta compartía habitación con su madre, pero como no se sabía a qué hora regresaría le pidió a su sobrina acompañara a su abuela en su habitación.
Llegando a su casa pasadas las dos de la mañana, ya no quiso despertar a su madre y sobrina, así que se recostó sin molestarlas, de pronto la señora mayor se levantó al baño, la nieta se despertó al oír los pasos de la abuela bajando la escalera, como no se podía prender de la luz de ésta en la planta alta, le preocupaba que su abuela cayera, despertó a la tía y le avisó lo que pasaba, en el alboroto de llamar a su madre, sus dos hermanas también se levantaron, al bajar todas en busca de la señora se toparon con la sorpresa que no había nadie abajo, sólo las sandalias de abuela, que les gritó diciéndoles “pues que escándalo traen, van a despertar al niño”, asustadas de inmediato subieron contándole a su madre que escucharon que iba bajando la escalera lentamente, que bajaron en su búsqueda y se encontraron con que solo estaban sus sandalias al pie de escalera, la familia entró en pánico, ya que vivían solas en la casona, llamando de inmediato a sus hermanos mayores, ya que se sentían aterrorizadas y con miedo de que su madre desfalleciera, ya que estaba enferma del corazón.
Y así fue los dos hijos mayores llegaron a la casa de su madre, al contarles lo sucedido, decidieron que al amanecer irían a tirar las sandalias a un río, quedándose a acompañar a la familia que se encontraba asustada.
Ya más tranquilas, pero sin poder explicarse lo sucedido, iniciaron el día como de costumbre, dos de las hijas de la señora se dirigieron a su trabajo, quedándose en casa los nietos, la abuela y una hija de ésta.
Pasada la tarde y después de haber recibido la visita de todos los miembros de la familia, que querían saber lo que había sucedido y saber cómo se sentían, la nieta se dirigió a la cocina que tiene una ventana en donde se podía observar unas escaleras que dirigían a un cuarto de servicio que no utilizaban.
De pronto la nieta dirigió la mirada hacia la ventana del cuarto de servicio y observó una silueta de un señor alto, con sombrero que se asomó y cerró la cortina de éste, ella sabía que no era nadie de la familia, ya que estaban solas. Con miedo, pero sin hacer ruido, llegó a la sala en donde se encontró con su abuela, su tía y su primo, les dijo con voz baja lo que había visto, decidiendo salir de la casa de inmediato, dirigiéndose con un buen vecino al que le pidieron las recibiera hasta que llegaran sus familiares. La abuela llamó nuevamente a sus hijos, estando ya presentes y habiendo llegado del trabajo sus hijas, entraron a la casa y se encontraron con la desagradable sorpresa que en las escaleras estaban nuevamente las sandalias, que esa mañana fueron tiradas en el río, de inmediato fueron al cuarto de servicio, no encontrando nada, el miedo y pánico que tenían las integrantes de la familia que ahí vivían se hacia cada vez mayor. Las sandalias fueron quemadas en el patio de la casa, tranquilizando un poco a la señora mayor, ya quedándose solas, decidieron que todas dormirían en el primer cuarto que era muy grande, trasladando todas las camas a éste, querían dejar pasar unos días para tranquilizarse, por eso decidieron acompañarse por las noches, ya que curiosamente los ruidos de las tuberías se escuchaban más fuerte que de costumbre, y con el miedo que ya estaban viviendo, las sobresaltaba cada vez más.
Por la mañana Alejandro uno de los hijos de la señora, sufrió un accidente en el taxi que manejaba, a dos cuadras de la casa, al no tener seguro la persona que le pegó a su carro, quedaron que el lunes lo llevarían a un taller, contándole a su madre y pidiendo le permitiera dejarlo en la cochera.
Por la noche otro de sus hijos llegó a la casa, invitándolas a cenar, quedándose una de ellas, ya que pasaría una amiga, porque irían a una fiesta, con miedo pero sin preocupar a su madre, se quedó sola en el porche, esperando a que pasaran por ella. De pronto timbró el teléfono y entró a la casa, en ese momento llegó su amiga, observando por el balcón que un hombre le hacia señas diciéndole que no se tardaba su amiga, que está hablando por teléfono, respondiendo con un adiós. Ya estando en el carro, ésta le preguntó que quién el hombre que estaba en el balcón, a lo que Elsa le contestó, que no sabía de qué le estaba hablando, que no había nadie en su casa, la amiga le describió al hombre del balcón, que coincidía con lo que su sobrina le había contado.
Sin pensarlo fueron hacia el encuentro de su familia, para contarles lo que amiga vio, regresando todos a casa y revisándola, encontrando la puerta del balcón abierta, no se podían explicar cómo pudo pasar, ya que ésta se cerraba con un candado y que sólo había una llave que traía la abuela.
Decidieron irse a dormir a casa de su hijo, el miedo se apoderó de ellas, y no podían decidir qué hacer en esos momentos.
Sin duda estaban a punto de vivir una experiencia que nunca olvidarían, ya que al fantasma del balcón, no sólo ellas lo veían y el mismo las mantendría a punto de perder la razón.
Decidieron irse a dormir a casa de su hijo, el miedo se apoderó de ellas, y no podían decidir qué hacer en esos momentos.
Sin duda estaban a punto de vivir una experiencia que nunca olvidarían, ya que al fantasma del balcón, no sólo ellas lo veían y el mismo las mantendría a punto de perder la razón.
Esa no me la sabía, Fer. Vamos, tengo muchas ganas de visitar un lugar así pues porque no creo mucho en estas cosas y me gustaría ver algo. Me parece interesante.
ResponderBorrarPero que miedo, esta muy escalofriante, hasta me hizo subir los pies....
ResponderBorrarPues al parecer no era malo jajaja, solo tenía afición por las chanclas jaja, no te creas, igual me hubiera asustado, Saludos
ResponderBorrarEn Mérida, hay muchas casas viejas y abandonadas, con sólo verlas ya me da pánico, no imagino vivir esta experiencia habitándola.
ResponderBorrarMiedo!
Me encantan estas historias de fantasmas y casas encantadas :)
ResponderBorrarUn besazo
Esta muy padre la leyenda, dan ganas de visitar la casa jeje... aunque creo que sería la primera en salir corriendo si llego a ver algo jeje... Saludos :D
ResponderBorrarNo inventes, 😱, espero nunca ir a los Monterrey, ya me dio ñañaras, ok si quiero ir, saludos y si esta cañon lo de la historia.
ResponderBorrar:O no sabia esa leyenda, me gustaría conocer. Espero un dia ir a Monterrey aunque digan que ahí matan jajaja
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